Normalmente el proceso de pedido en un Starbucks (pongamos que te llamas Cristina y quieres un frapuccino de caramelo :P) sería el siguiente:
– [Cris] Un frapuccino de caramelo con base de café.
– [Camarera] De qué tamaño?
– Mediano. [a veces lo pido mediano, a veces pequeño]
– Tu nombre?
– Cristina.
Pero hoy me ha sorprendido un ligero cambio en el guión.
– [Cris, mirando a la carta de cafés *] Hola un…
– [Camarera] Frapuccino de caramelo?
– Sí, eh… [ella duda qué vaso coger] Mediano.
– Mmm… Cristina, no?
– Sí.
* no sé para qué, si siempre pido lo mismo! Manías que tiene una…
Debo empezar a preocuparme?
Por otra parte, una tarde deliciosa (incluso más que el frapuccino!) en el Starbucks de Glòries. Soñar es gratis no? 😉
Al final del día estoy en una situación similar a la que comentaba en este post, sólo que se trata de una montaña rusa diferente… y que estoy de mucho mejor humor.