Sobre el alojamiento
En Japón existen opciones de hospedaje para todos los gustos y bolsillos y, como de costumbre, debemos diferenciar entre el alojamiento al estilo japonés y el de estilo occidental. Pese que para un europeo es mucho más cómodo alojarse en un hotel occidentalizado, personalmente recomiendo, aunque sea sólo por una noche, probar las particularidades de los ryokan – 旅館, hoteles tradicionales japoneses -. Un ryokan es en esencia como un pequeño hotel o pensión, y los encontramos de diferentes clases, aunque no tienen una división tan clara como las estrellas de nuestros hoteles, así que normalmente nos tendremos que orientar por el precio. Con independencia de su nivel, todos ellos consisten en una habitación sin camas – algo que aumenta la sensación de amplitud – y en la que dormiremos en el suelo forrado con tatamis. Siempre encontraremos, en una esquina o en el armario, un colchón blando enrollado con las sábanas y solo hará falta estirarlo para dormir, ya que ‘la cama’ propiamente dicha ha sido enrollada una vez hecha.
Dependiendo de lo ‘tradicional’ que sea el ryokan escogido podemos encontrar otras particularidades, tales como almohadas rellenas de cáscaras de arroz – que, por cierto, y al contrario de lo que uno se imagina, son bastante cómodas -. También dependiendo de las características del alojamiento tendremos extras, como una televisión, teteras… Pero lo que más puede sorprender a un europeo es que incluso los ryokan de mayor categoría suelen tener los baños compartidos y lo que es más: algunos son famosos justamente por ello. En efecto, en Japón existe una importante tradición de baños públicos – onsen 温泉 – que están configurados como ‘balnearios’, ordenados según las características de sus aguas termales y que a veces ofrecen alojamiento. Respecto a los baños, tanto si son compartidos como si son privados, hay que tener en cuenta varias cosas para no ‘ofender’ a sus dueños y al resto de usuarios. A saber: si se trata de un onsen – balneario – lo mejor es fijarse en lo que hacen los demás y repetirlo –un consejo básico para no meter la pata en Japón-. Lo primero de todo es desnudarse completamente y dejar la ropa en la taquilla –el sentido del pudor japonés es muy diferente del nuestro, así que no deberíais sentiros incómodos desnudos-. Es muy importante ducharse antes de sumergirse en el agua, en relación con lo cual hay que advertir que las duchas están bastante bajas y que normalmente no es posible colgarlas por encima de la cabeza; esto se debe a que los japoneses se duchan sentados, así que hay que coger un taburete – que no acostumbran a elevarse más de un palmo del suelo -, y utilizarlo para ducharse. Una vez limpios ya podemos sumergirnos en el agua caliente y disfrutar. Los onsen suelen estar al aire libre y disponer de bonitas vistas.
En el caso de tratarse de un baño privado, tanto si es compartido como si no lo es, la dinámica es similar. Lo normal es encontrar una bañera – que los responsables del ryokan llenarán de agua caliente al atardecer -, y ducharse fuera de la bañera, convenientemente sentados, antes de acceder a ella. Una de las ventajas de estos baños es que se permite el acceso de familias enteras – algo interesante si se viaja con niños -, a lo que se suma que en la duchas también acostumbra a haber más de una salida de agua para usarlas en grupo. Es muy importante que bajo ningún concepto se vacíe la bañera, ya que puede ofender a nuestro anfitrión, que se ha encargado de mantenerla caliente para nosotros.
Volviendo a lo del alojamiento, hay que saber que también es posible pernoctar en algunos templos, pero es más complicado descubrir los que ofrecen esta opción si no se conoce el idioma. En cuanto a los hoteles de estilo occidental hay poco que decir, aparte de que suelen ser más caros y que hay que vigilar si se busca una cama de matrimonio, ya que en ocasiones ofrecen como de matrimonio camas de 1,30 metros. También es curiosa la existencia de los llamados Business Hotels, que ofrecen habitaciones individuales bastante espartanas y baratas para que los hombres de negocios pasen noches sueltas. Incluso se pueden alquilar apartamentos por semanas que, aunque no resultan más baratos, proporcionan la posibilidad de disponer de cocina. Pero para dormir hay otras opciones más curiosas. Los hoteles cápsula – カプセル ホテル pronunciado kapuseru hoteru – seguramente son los más famosos. Se trata de una especie de nichos individuales con radio y televisión que se alquilan por horas durante el día o por noches enteras a un precio bastante razonable. Todos ellos tienen hilo musical o radio, televisión y baños compartidos. También hay clases –que distinguiremos por el precio- y lo más importante: los hay sólo para hombres y mixtos –alguno de los mixtos incluso tienen cápsulas de tamaño matrimonio-. Evidentemente las cápsulas no son aptas para claustrofóbicos.
Otro tipo de hotel bastante frecuentado por turistas curiosos son los Love Hotels – ラブ ホテル pronunciado rabu hoteru -. Son simplemente el equivalente de los meublés españoles, a los que acuden parejas –en Japón muchas de ellas son matrimonios- para satisfacer sus fantasías. Cada habitación suele estar decorada con diferentes motivos, no siempre eróticos –un tema común puede ser la Hello Kitty, algo que pone claramente de relieve las diferencias culturales y sus paradojas-. Acostumbran a ser muy discretos e incluso a muchos de ellos sólo se puede acceder por el parking. Las tarifas de día son por horas, así que si se pasa la noche hay que procurar no dormirse, máxime porque las horas de la mañana son las más caras.
Pero posiblemente la opción más extraña, y más barata, para pasar la noche son los Internet café o Manga café – 漫画喫茶 pronunciado Manga kissa -. Hay que olvidarse del concepto de cafetería con acceso a internet que tenemos aquí. En Japón, un internet café tiene todo lo que puedas necesitar para distraerte y dormir. Suelen ser unos establecimientos en los que por 12 o 20 euros puedes pasar la noche y en los que encontrarás todo lo que puedas desear para entretenerte: internet, mangas, televisión, DVD, comida, incluso billares, dardos, ping pong… A parte del entretenimiento ofrecen habitaciones individuales o de grupo –con un ordenador, consolas…- y con un sofá para pasar la noche. Al pagar te dan una manta para dormir – para usar las duchas hay que pedir hora ya que las limpian entre clientes -. Este tipo de alojamiento lo utiliza la gente con menos recursos para pasar noches fuera de casa o también los trabajadores que pierden el último tren, pero siempre se puede encontrar algún turista o alguien que ha bebido demasiado y necesita dormir un poco antes de seguir su camino.