Estos días estoy sola en casa, mis padres están en Cunit (qué bonita es la vida del jubilado! Se van cuando quieren y vuelven cuando les da la gana), y mi hermana creo que también (estudia en Vilanova y le queda más cerca). Ayer me pasé la noche delante de la tele. Primero vi Afers Exteriors, después haciendo zapping fui a parar a la nueva serie de La Primera, Fuera de Control (por cierto qué horrible es la página de RTVE, no he podido encontrar ninguna información sobre la serie!). Qué serie más mala. Amparo Larrañaga hace un papel estúpido, Loles León tiene el mismo papel de vieja histérica y creída que en Aquí no hay quién Viva, al personaje de Joaquín Kremel se le ve venir, y la tensión sexual entre Amparo Larrañaga y el cámara apesta. El final es buenísimo, después de acostarse juntos él le dice que tienen que seguir siendo amigos porque “no puede comprometerse con nadie”. Al más puro estilo de culebrón! Argggh!!
Así que seguí haciendo zapping, pero esta vez me gustó lo que encontré: en La 2, emitían Tango para Tres. No es que sea una gran película (de hecho es una comedia romántica bastante simplona), aunque el hecho de que aparezca Matthew Perry (el pobre está encasillado en papeles de Chandler!) es un aliciente. Pero me trae recuerdos (ahora me río, entonces no me hacía tanta gracia) de cuando la vi en el cine, hace 5 años y medio. Sí, esto va a ser largo 😛
Poco antes del primer parcial de cálculo del primer cuatrimestre de Telecos, fui con una amiga al despacho del profesor a hacerle unas consultas (no es que lo haga muy a menudo, de hecho soy bastante reticente a preguntar, ya sea en clase o en el despacho, he dicho que soy tímida? 😛 Pero este profesor era muy majo, a parte de matemático era filósofo y sus clases eran muy interesantes). Llevábamos un rato esperando cuando aparecieron dos chicos, V y J. Eran de nuestra clase, pero con clases de 40 o 50 personas, es difícil conocerse todos! Estábamos los 4 sentados en el suelo, aprovechando el tiempo haciendo ejercicios (el examen era básicamente de demostraciones matemáticas), cuando V nos preguntó por una demostración. Después de unos minutos, hallé la solución y se la dije. Pero había una variación del ejercicio que no me salió.
Al día siguiente, estaba yo en el aula esperando a que empezara la clase (sí, hubo un tiempo en que llegaba a la Universidad antes de las 8h!), cuando por detrás aparece V y me da una hoja con cálculos. “Mira, que anoche me salió la variación del ejercicio aquél”. Le dije que me lo copiaba y le devolvía la hoja, pero la había hecho para mí! Qué majo! A partir de ahí me quedé un poco colgada de él, y eso que no lo conocía de nada, pero bueno, en eso consisten los flechazos no?
Pero no volvimos a hablar ni nada hasta después de los finales de Enero. Se propuso hacer una cena de toda la clase, aunque al final fuimos pocos… él incluido. Nuestra afinidad empezó porque a él no le gustaba el fútbol, pero con el alcohol ya nos hicimos más amigos, jeje. No, en serio, nos lo pasamos muy bien aquella noche y desde entonces empecé a salir bastante con él y su grupo de amigos de la Universidad (J entre ellos, la mayoría iban a mi clase).
En el segundo cuatrimestre aquel grupo intentamos matricularnos todos en la misma clase, pero V tuvo que coger algunas asignaturas por la tarde (había suspendido algunas y era más difícil coordinar horarios). En principio decidió que vendría con nosotros a clase (en plan oyente), aunque tuviera que hacer los parciales en su grupo, pero por ejemplo en la asignatura de Física II no pudo cumplirlo: el profesor era un patata. Sabía mucho, pero explicaba fatal. En su grupo real (por la tarde), la profesora era bastante buena, así que decidí probar. Como ya no iba a mi clase de Física II, tenía algunas horas sueltas por las mañanas. Al principio íbamos a la PCera, pero con el calorcito nos fuimos trasladando al césped de delante de la biblioteca. Me gustaban esos ratos, no sólo porque V me gustara, sino porque hablábamos de cosas interesantes, nos explicábamos la vida, algunas confidencias… En esos momentos era mi mejor amigo (a parte de amor platónico).
En cuanto a la asignatura de Física II, acabé por no ir a la clase de las tardes, me daba pereza quedarme a comer (y más en el Polimenú, jeje), pero tampoco volví a ir a la de las mañanas (total, no aprendía nada). El examen lo aprobé con mucha suerte y unos buenos apuntes de no sé quién.
Enmedio de los exámenes finales de Junio (creo que incluso fue el día del examen de Física II, el 16 de Junio, me acuerdo porque me perdí la inauguración de La Maquinista) me dijo que tenía algo importante que contarme, pero que lo haría después de los exámenes. Cómorr? Intrigadita me tenía! Ya aviso que no me hice ningún tipo de película romántica porque ya me dijo que no tenía nada que ver conmigo, que conste!
Los exámenes por fin acabaron, y un día (12 de Julio de 2000) quedamos para que me explicara eso tan importante, y de paso estrenarnos en los cines de La Maquinista con una película que hacía tiempo que queríamos ver: Tango para Tres. A ambos nos encantaba Friends en general y Chandler en particular, jeje. Primero fuimos a ver la película. Antes de que empezara, yo estaba en plan preguntón, “es esto?”, “es lo otro?”. Yo me había imaginado de todo, desde una enfermedad de un familiar (o incluso él), hasta problemas económicos, pero no lo que realmente tenía que decirme.
Pero cuando empezó la peli se me ocurrió otra posibilidad… De qué va? Es un magnate que decide construir no sé qué, y contrata a dos arquitectos. Uno es gay y el otro no, pero por error los confunde y le pide un trabajito extra al que él piensa que es gay (Matthew Perry, claro): vigilar a su amante (Neve Campbell) para que no se líe con otro.
Sí. Lo que V tenía que decirme es que era gay.
En ese momento tuve un gran disgusto, pero luego se afianzó nuestra amistad (ahora ya ha salido del armario completamente, pero entonces no lo sabían ni sus padres! Sólo un par de amigos de los de toda la vida… y yo). Empezó entonces mi época de salir por los bares y discotecas de ambiente, me lo pasaba muy bien (e incluso ligaba! jeje). Con el tiempo nos hemos ido distanciando por diversas razones (ya no íbamos juntos a clase, él tuvo una época un poco chunga y empezó una relación bastante tormentosa que yo nunca llegué a entender), pero esa época de close friends estuvo muy bien.