No sé qué me pasa últimamente, que me agobio por todo… Normalmente es por contratiempos tontos, pero luego me pongo a pensar en más cosas y me agobio más…
El viernes hicimos sesión de cine en casa (Joey + Trabajo Basura), y después fuimos a cenar a Salta!, un restaurante cercano al curro del niño donde te hacen salteados con la base y los toppings que quieras… Me quedé con ganas de probar la ternera, porque cuando me tocó a mi se había acabado, así que elegí un lomo agridulce (con noodles chinos) que no estaba mal. Luego bajamos hasta Plaza Catalunya, el niño quería tomar un frappuccino (yo también, pero estaba llenísima!!). Llegamos al Starbucks y el camarero nos dice que cierran en 4 minutos (eran las 23h!! de un viernes!!), que si queremos algo para llevar… Casi que no, así que nos sentamos en el bar de al lado, que parece que tienen horchata (a mi casi que me va mejor una horchata, porque el frappuccino llena mucho). Pedimos 2 horchatas y al cabo de 2 minutos viene el camarero: “Se nos ha acabado la horchata”. Qué bien! Pues… 2 granizados de limón. Qué malos y qué caros!!
El sábado ya fue la Odisea con mayúsculas. Fui con el niño a ver el nuevo El Corte Inglés de Can Dragó. Fuimos en coche, lo que fue un error porque hicimos una cola infinita en la Meridiana hasta llegar al parking del Heron City. Así que cuando llegamos y aparcamos, preferimos ir a tomar algo, porque nos estábamos deshidratando (el coche del niño no tiene aire acondicionado, y el Sol pegaba bastante). Nos recorrimos todo el Heron City (no recordaba lo mal hecho que está, es como un laberinto, vas hacia un lado porque quieres bajar y resulta que esas escaleras sólo son para subir!!), pero en ningún bar con terraza había sitio. Al final nos metimos en uno que sí tenia sitio dentro, estuvimos esperando un buen rato a que alguien viniera a pedirnos nota, la camarera pasaba de vez en cuando por allí pero ni caso… Después de media hora (sin exagerar) decidimos largarnos… “Vamos al Corte Inglés, seguro que allí hay cafetería”. Haberla hayla, pero…
Total, que vamos hacia El Corte Inglés (está justo al lado del Heron City). Entramos por la planta 0 y observamos que es la de complementos varios + moda. Buscamos unas escaleras. Las encontramos. Oh horror! En ningún lado dice qué hay en cada planta! Bueno, decimos, la cafetería seguro que está en la última planta, así que vamos subiendo. Sí, vamos subiendo como un montón de gente más, como borregos. Hay tanta gente que en los “descansos” entre tramos de escalera mecánica se forman colas cada vez más grandes (la escalera mecánica va más rapido que la gente apartándose). Al llegar al tercer piso vemos (por fin!) un cartel que indica que en la sexta planta está la cafetería, además, se indican los ascensores para subir más rápido. Bingo! Vamos hacia los ascensores, donde vemos (por fin!) un plano del edificio con los contenidos de todas las plantas. La cuarta y la quinta están vacías. Vamos, que han inaugurado la tienda sin tenerla completa! Estamos esperando un buen rato, en el que los 3 ascensores van marcando alternativamente planta 0, 1, -1… Cuando al fin decidimos irnos, uno de ellos marca 2, así que esperamos hasta que llegue al 3. Llega al 3, se abren las puertas… lleno. Vaya mierda!
Volvamos a las escaleras mecánicas, a la cola de borregos. Subimos para arriba. En esos momentos nos damos cuenta de que o bien toda esa gente va a la cafetería, o bien nadie les ha dicho que no hay nada más ahí arriba. Porque eso sí, la información brilla por su ausencia. Llegamos a la sexta planta, llena de niños, porque a parte de haber la cafetería, también es la zona para niños… Hay una cola inmensa, para qué será? El niño me dice que la cola es para entrar en la cafetería. Se ha pasado todo el rato de cachondeo, así que al principio pienso que lo dice para chincharme… pero no, toooda esa cola es para entrar en la cafetería. Así que volvamos a la cola borreguil para bajar a la planta 0. Es curioso, en las escaleras de bajada reconozco a gente que había visto al subir. Como borregos, ya lo decía yo. Afortunadamente al niño, a quien le gusta más El Corte Inglés que a mi, se le quitaron las ganas de ver el contenido de ninguna planta. Así que podemos decir que hemos visitado las escaleras mecánicas de El Corte Inglés de Can Dragó.
Cuando por fin salimos del edificio, volvemos al Heron City con nuestro deseo de tomar algo (básicamente, una horchata, que el viernes ya me quedé con las ganas). Vamos al mismo sitio de antes, pero esta vez tomamos una posición estratégica: una mesa al lado de la barra. La estrategia da resultado, porque en menos de un minuto tenemos a un camarero preguntando qué queremos.
Después, para evitar los laberintos del Heron City, decidimos tomar un ascensor, así bajaremos directamente a la planta -3 (donde está el coche), pensamos. Otro error. Después de darle innumerables veces al botón conseguimos que el ascensor se pare en nuestra planta (la 1). Hay gente dentro. Preguntamos si suben o bajan, y nos dicen “Bajamos, o eso esperamos!” Mal rollo. Nos subimos al ascensor, pulsamos el 0 (no, este ascensor no baja hasta el parking, POR QUÉ???), el ascensor se pone a pitar (“Tranquilos, es normal”, nos dicen los demás habitantes), después de pitar todo lo que tenía que pitar cierra las puertas… y sube!! Se abre en la planta 2, donde no hay nadie, hace los pitidos de rigor y vuelve a cerrar puertas, baja (qué remedio, no hay más pisos), y para de nuevo en el 1!! Decidimos darle una última oportunidad, y afortunadamente el ascensor la aprovecha y nos deja en el 0. Encontramos unas escaleras mecánicas y bajamos hasta el parking. Aquí se acaba la odisea (menos mal).
Es para agobiarse o no es para agobiarse? El problema es que el agobio me ha durado demasiado… Ayer estaba un tanto apática, por la noche me costó dormir (y eso que no hacía calor en exceso), dándole vueltas a las cosas, llorando sin saber por qué…