Este año hemos tenido cuatro bodas. La edad no perdona, y cuando llegas a los 30 todos los amigos empiezan a casarse. Anteriormente, Salva y yo habíamos estado en 2 bodas: la primera en 2006, de un compañero suyo de trabajo, y la segunda en 2009, una amiga mía que se adelantó a esta edad media de casarse.
La primera en conocer y ser invitados fue la de Alchapar y María, hace ya más de un año, con ese “Una boda y un A que no hay huevos a…“… nos hizo mucha ilusión, los primeros amigos 2.0 en casarse. Y nos lo pasamos genial el 20 de agosto en la #bodalchapidal (y el día antes y después con otros grandes amigos), fue una gran edición especial de Frappuccinos&Blogs (sin frappuccinos, ejem xD).
Las dos siguientes vinieron juntas: dos amigos de Salva de la universidad (a los que yo había visto una vez, y a las novias ninguna), curiosamente los dos de Girona. Uno se casaba en junio y el otro en septiembre. Para mí estas dos fueron más de compromiso, ya que como digo no conocía ni a los novios ni a ninguno de nuestros compañeros de mesa, aunque no me lo pasé mal.
La última en anunciarse, y en celebrarse, fue la de Christian y Laia. Christian es un amigo de toda la vida de Salva, pero también es amigo mío ya que coincidimos en Aachen (los dos fuimos a hacer el PFC a la Philips). De hecho, conocí antes a Christian que a Salva, que era el amigo de Christian que también estaba haciendo el PFC en Philips. Así que podéis imaginar la ilusión que nos hacía. Además, eran los primeros del grupo de amigos de Salva, por lo que la ilusión ha sido colectiva. Y de hecho ha sido la boda más espectacular, por las ganas que hemos puesto en hacer cosas divertidas tanto los novios, como sus familias y los amigos de ambos. Nos lo dijeron en marzo, y se casaron el 23-24 de septiembre (si hubieran tenido twitter entonces – se lo han hecho justo después de casarse, @christian_fobu y @laia_rf -, el hashtag habría sido #bodagitana :P). El 23 fue la previa, en petit comité (unas 40 personas) y vestidos de calle, asistimos a la ceremonia civil en el Juzgado y luego nos invitaron a comer. Y el 24, la festa grossa, con mucha más gente y ya de gala, cena pica-pica y sin esa cosa tan horrorosa que son las ceremonias paripé que se hacen en muchas bodas (un actor oficia la ceremonia civil como si estuvieras en el Juzgado, pero de mentira… los papeles los firmas antes o después en el Juzgado de verdad), sino unas palabras de los novios, familiares y amigos. Muy bonito.
Y también muy divertido, sobre todo por las sorpresas que preparamos entre todos (familia y amigos), meses preparándolas pero quedaron genial: un Què Tenim ambientado en la pareja (primero vimos el vídeo, acabamos llorando de la emoción… y luego las tomas falsas, para seguir llorando de la risa), y especialmente, el flashmob, con el que los novios fliparon. Una mano inocente (Laia) sacó una papeleta de una bolsa (100 papeletas con el nombre “Koko”), y a Koko le tocó “hacer un baile para los novios”. Empezó a sonar Firework, y Koko empezó a bailar, como vergonzoso, hasta que en la segunda estrofa se unieron los hermanos de los novios (la cara de Christian y Laia, impagable), con una coreografía perfectamente estudiada (y ensayada!), y luego cada vez se iba añadiendo más gente (éramos unos 40!)… y lo mejor, cuando ya estábamos todo el mogollón y ellos pensaban que ya estaba, se unieron los padres. Quedó genial… lástima que a alguien se le olvidó de dar al REC y no hay vídeo de esa primera vez 😛 Menos mal que hubo una segunda (para grabarlo en vídeo), una tercera (cuando el DJ la pinchó en medio del baile… aquí ya bailando todos desde el principio, y los novios también), y una cuarta (cuando el DJ ya se había marchado, pegamos el iPhone de Salva al micro y bailamos y cantamos todos). Brutal, lo mejor de toda la boda. Lástima que no esté colgado en ningún sitio, quedó bastante bien.