Este agosto ha hecho 10 años que no me hablo con mi hermana. No recuerdo el día exacto, pero fue el último verano que pasamos en el camping de Cubelles (al año siguiente mis padres compraron la casa de Cunit, el pueblo de al lado… les gustó la zona). Tampoco recuerdo el por qué de la discusión que acabó con todo (lo poco que había), no era nada fuera de lo normal (unas trampas a las cartas o al parchís, seguramente), sólo que esta vez no hubo reconciliación (entre muchísimas comillas, porque lo que había normalmente era un sometimiento por mi parte para poder jugar a ser hermanas), la cosa se quedó así… y han pasado ya 10 años.
Alguna vez he comentado el tema por aquí, de pasada, y la gente no suele entenderlo (desde pequeña me habían dicho que “de mayores, ya os arreglaréis”, pero ese momento no ha llegado nunca), muchos te dicen que “al fin y al cabo, es tu hermana”… pero como le dije a auster hace un tiempo, en este caso es la hermana menor la que siente odio, celos o lo que quiera que sea… Mi madre me ha explicado muchas veces que cuando yo iba al cole y ella todavía no (tiene 3 años menos), cuando tocaba venirme a buscar después de estar de paseo con ella, pataleaba para evitar que viniera.