2005, qué lejos queda. Y un 11 de febrero más, toca recordar esa tarde aburrida en la Sony, desde la que ya han pasado no uno, ni dos, ni tres, sino tres cuatro años. Este cuarto aniversario llega en un momento no muy bueno anímicamente, después de un año en el que la apatía me ha dominado más tiempo del que hubiera querido (lamentablemente, sigue dominándome), y no sé qué regalarle a mi blog. Me parece que se va a tener que conformar con una actualización de la página sobre mí.
Mi estado de ánimo básicamente se debe al trabajo, del que últimamente estoy bastante asqueada. Mi agobio ha ido aumentando progresivamente desde septiembre, y aunque las vacaciones de navidad supusieron un respiro (el 19 de diciembre era la mujer más feliz del mundo!), a la vuelta el poso del periodo anterior se hizo notar rápidamente y en apenas un mes he recuperado la desidia y el desánimo de los últimos días de diciembre. Más de una vez en las últimas semanas he salido de la oficina redactando mentalmente un post, explicando lo que me pasa, pero llego a casa y me da una pereza enorme ponerme a escribirlo. Leo cuatro posts en GReader y me echo un rato en la cama, a revolcarme en mi miseria y esperar a que Salva llegue y me abrace un rato.
Aunque desde que salió el iPhone he admitido que en un momento u otro acabaría comprándome uno, porque me encanta (estoy enamorada de mi iPod Touch, que es prácticamente lo mismo), siempre he dicho que no necesito las funcionalidades adicionales que da el teléfono respecto el iPod: teléfono (no soy muy de cambiar de móvil cada poco, sólo he tenido 4 desde 2003: el primero me lo robaron a los 3 meses; el segundo lo cedí a mis padres porque en Alemania había una oferta muy buena por hacerme un contrato y lo cambié por el huevito, que me duró 2 años y medio, los mismos que tiene ahora mi móvil actual), internet en todas partes (paso la mayor parte de mi vida sentada delante de un ordenador, el Nokia es 3G y lo habré probado un par de veces, para probar Gmail app y poco más) y GPS (la caché de Google Maps en el Touch me suele servir para encontrar los sitios, y si vamos con coche llevamos el iPhone de Salva :P).
Esto era así hasta hace un par semanas, cuando empecé a redactar mentalmente esos posts que comentaba… pensé: si tuviera un iPhone, podría redactarlos en el tren de vuelta a casa! Sí, sé que no es el medio más adecuado para escribir mis tronchoposts (y más teniendo en cuenta que no se puede copiar y pegar, lo que para los continuos cambios de estructura que suelo hacer antes de publicar es todo un inconveniente), pero así al llegar a casa sólo tendría que repasar y publicar. A lo mejor os parece la razón más estúpida para querer comprarse un iPhone, pero cambié el huevito por el Nokia básicamente para poder poner de tono de llamada para Salva la sintonía de The IT Crowd (el huevito no soportaba mp3), lo mío con los móviles se mueve por impulsos y momentos :P. En fin, que vull un iPhone! Aunque de momento mi idea es esperar a que saquen una nueva versión, que tampoco tengo prisa y el Nokia sigue vivo (aunque se le vaya la pinza a veces :S).
Dentro de 15 días hay otra efeméride, esta vez más personal, y más redonda: 5 años que me independicé por primera vez, que me fui a otro país, y que conocí a Salva. Cómo pasa el tiempo…