De pequeña me encantaba ir a la peluquería: que me lavaran el pelo, me lo cortaran (me quedaba embelesada viendo trabajar a la peluquera) y luego me lo peinaran. Tenía un pelo rebelde, así que el día que iba a la peluquería era un día especial, porque durante un par de días tendría un peinado de peluquería! Crecí y entonces ya no me gustaba tanto, mi pelo se tranquilizó y las peluqueras se empeñaban en darme volumen (y parecía que llevara un tupé de los 80, qué horror!).
Llevaba unos 4 años con el pelo corto cuando el año pasado decidí volver a dejármelo largo. El problema del pelo corto, por muy cómodo que sea, es que hay que ir a la peluquería frecuentemente, y aparte de que da una pereza enorme, nunca quedaba contenta con el resultado. Iba a una cadena de nombre conocido (pero no me acuerdo de él :P), donde cada vez te atendía una chica diferente, y las últimas veces me tocó una estúpida integral que hizo con mi pelo lo que le dio la gana. Así que desistí del pelo corto. Con el pelo largo es más difícil que te hagan un corte horroroso, y no necesita tanto mantenimiento… aunque de vez en cuando toca repasarse las puntas. Ayer, después de 9 meses sin pisar una peluquería, probé en una de Mataró, de otra cadena más pijilla (de ésta sí me acuerdo el nombre, que fue ayer: Jean Louis David). Lo cierto es que fue toda una experiencia religiosa.
Llego, después de hacerme esperar sólo 20 minutos (que con el Mahjong del Touch pasaron rápido) me hacen pasar a una silla, un chico me da una ficha para que la rellene con mis datos y me planta un catálogo de cortes de pelo en los morros. Le digo que no, que sólo quiero cortarme las puntas. Después de un rato viene otra chica y me pregunta qué quiero hacerme. Se lo explico, y me dice: “muy bien, ahora mismo te hago el presupuesto”. Anonadada me quedé. Es la primera vez que me hacen un presupuesto en una peluquería! Lo bueno de esto es que la clavada la sabes de antemano, no te llevas sorpresas al final. En mi caso fueron 35 euros!! Por lavar, cortar y secar.
Me presenta el presupuesto, le digo que vale, me pone una bata de usar y tirar súper fashion y me dice que va a por la estilista (aka la chica que me cortaría el pelo, en lenguaje fashion :P) para explicarle lo que quiero. Jorl, ya podía habérselo explicado yo! Se lo explica y me deja en manos de la estilista, que me lleva al lavacabezas… que tiene asientos reclinables mediante un motorcito!
Ajusta el asiento, abre el agua, me enjabona, me aclara, me enjabona… y empieza a masajearme la cabeza. Si antes estaba anonadada, ahora no sé qué cara poner. La tía se pasa 5 minutos de reloj con el masaje, que si el cuello, la frente, la cabeza en general… lo mejor es al final, que se pone a darme unos toquecitos como en los masajes de verdad… no, si bien mirado no es tan caro, si te incluye un masaje capilar… xDD
De vuelta a la silla, empieza a cortarme el pelo… con una máquina de rapar. No, no voy al cero… el método es el tradicional, coger un trozo de pelo entre dos dedos, pero en lugar de pasar la tijera por la punta, pasa la máquina… mientras peinaba para coger el trozo de pelo no la paraba, y yo me temía un trasquilón, pero afortunadamente no pasó nada.
En definitiva, ayer fue una tarde un poco surrealista. Supongo que tardaré otros 9 meses en volver a cortármelo :S