Desde que vivo en Mataró, tengo por costumbre pasar por el Starbucks los viernes a pillar la comida (normalmente un sandwich y una ensalada), así llego a casa y no tengo que ponerme a cocinar. Hace unos meses, cambié esta rutina por la de comer en un japo con Toni Maquero y Malegrya (esto luego derivó en Friday&Sushi :P), y desde que @malegrya ya no puede quedar para comer, solemos quedar @tonimaquero y yo en el Starbucks. Así que en cierto modo he vuelto a comer de Starbucks los viernes, aunque en lugar de llevármelo a casa me quedo allí.
Y mola, porque a veces nos encontramos a @jorx, o a @unamito, o luego vienen Malegrya o Salva… y alguna vez nos hemos tirado ahí toda la tarde. El día que estrenábamos iPad, acabamos en Gran Vía 2 tomando un helado en la Farggi… empezamos Toni y yo buscando funda para nuestros iPads: nada en la Fnac, nada en El Corte Inglés… y si vamos a Microgestió? Pues para allá que nos fuimos, y al final nos compramos la misma funda, sin mucho convencimiento (un mes después, sigue sin convencernos a ambos, pero seguimos sin encontrar una mejor :S). Y llamaron Malegrya y @savior1980, y quedamos en Gran Vía 2… fue una tarde genial.
Este viernes pintaba diferente. Tenía que ir al dentista, y no sabía lo que me haría así que pasar por el Starbucks parecía poco factible (por otro lado, Toni está en New York, por lo que quedar con él para comer estaba descartadísimo :P). Llevaba muchísimos años sin visitar al dentista (pánico es poco), pero hace una semana me empezó a doler una muela del juicio y mi suegro (médico de cabecera) me dijo que debía visitarlo. El horror.
Salva me acompañó (aprovechó para hacerse una revisión general), y cuando estábamos en la sala de espera aparecieron… su madre y su hermano. Que al cuñao también le había empezado a doler una muela, y como el dentista es amigo de la familia, se habían apuntado a nuestra cita. Entró primero Salva (que no tenía nada), luego me llamaron a mí (Salva se quedó conmigo)… yo nerviosísima (temblaba sólo de sentarme en la silla), me hicieron una radiografía y nada, que la muela está un poco torcida, que ya no saldrá más pero que me dolerá de vez en cuando, y que quitarla o no es decisión mía (obviamente, mi decisión es no; si me duele cada poco ya veremos, si es cada mucho ni me lo planteo). Como curiosidad, al dentista le hizo gracia que tanto Salva como yo conservamos un par de muelas de leche (porque no tenemos las definitivas… algo que por lo visto es genético, así que nuestros futuros hijos tienen un 100% de posibilidades de que les pase lo mismo :P). El que no tuvo tanta suerte es el cuñao… a él sí le tienen que quitar la muela del juicio 🙁
Total, que entre unos y otros, al salir del dentista ya no me daba tiempo a volver a la oficina, así que mi suegra me dijo que me llevaba a casa (Salva sí tenía que volver al trabajo, tenía una reunión). Saliendo del parking, el cuñao dijo que podríamos ir a comer a un japonés… y a mi suegra y a mí nos faltó tiempo para decir que sí. Fuimos a uno cerca de casa al que Salva y yo somos bastante aficionados, pero del que nunca había probado el menú de mediodía… y está bastante bien, la verdad.
Luego, el cuñao tenía que ir a buscar a los abuelos a Manresa (esa noche celebrábamos su santo, que fue la semana pasada – Sant Pere – pero Salva estaba en San Diego), y me ofrecí a acompañarle. Así que fuimos a casa de los suegros, cogimos el coche del cuñao y cap a Manresa. Pere me decía que como recompensa, me invitaría a un Starbucks (sabe que me encanta, aunque él no acaba de entenderlo… no lo ha probado nunca)… y yo dije “el de La Roca?” Dicho y hecho, paramos en el Starbucks de La Roca (está de camino), él probó el dulce de leche cheesecake (best cake ever!), y yo disfruté de un frappuccino de caramelo. Nyam! La tarta le encantó, lástima que no quiso probar el frappucino (la muela le dolía mucho con lo frío).
Después llegamos a Manresa, recogimos a los abuelos, nos chupamos un caravanón de vuelta (viernes, verano, dirección a la Costa Brava… mala combinación :P), llegamos a Mataró y Pere nos dejó a los tres (los abuelos tienen un piso en Mataró, muy cerca de donde vivimos Salva y yo). Y por la noche, Salva y yo les llevamos a casa de los suegros, donde celebramos Sant Cuñao con toda la familia. Yo acabé molida, pero me lo pasé genial.
Total, que empecé el día con pánico y acabé en Manresa, pasando por un Starbucks… me encantan los viernes imprevisibles! Me acordé mucho de otro viernes que también acabé haciendo tonterías con Salva (hace ya 4 años de eso? :S).